jueves, 31 de enero de 2013

Anillito de oro.


Juego de pasillo de Brea de Tajo. Había dos madres, una la que tenía las hijas y otra la que iba a buscar a las hijas. Con pasos hacia delante y hacia atrás se iba cantando la canción:


 

"-Anillito, anillito de oro
Un sencillo de un marqués
Que me ha dicho mi señora
¿Cuántas hijas tiene usted?
-Si las tengo o no las tengo
Mías son de mantener
Con la cuchara que como
Ellas comerán también
Con el vaso que yo bebo
Ellos beberán también.
-Ya me voy ya me voy deshojando
A los palacios del rey
A contarle a mi señora
Lo que me ha pasao por ahí.
-A la vuelta caballero
Una le daré a escoger
De estas tres hijas que tengo
Una será para usted.
-Esta no la quiero por ser pelochona
Esta me la llevo por linda y hermosa
Parece una rosa, parece un clavel
Parece una niña que acabara de nacer
-¿La tendrá usted bien tratada?
-Bien tratada la tendré
Sentadita en silla de oro
Como hija de un marqués
-TODAS: Se levantaban todas formando corro para cantar la última estrofa.
Celebremos todas juntas
Todas juntas en unión
El día 15 de mayo
Celebremos la Función"

Juego de corro Chungalacalacatun



En Brea de Tajo, las niñas jugaban al corro cantando esta canción.
Corro de niñas cogidas de la mano giran hacia un lado. Una queda en el centro. Cuando termina la estrofa paran de girar y la del centro se dirige a una de las del corro cuando se canta el estribillo, cuando finaliza la del centro se queda en su sitio y la elegida sale al centro.


"A esa que está en el medio,
Se le ha caído el volante
Y no lo quiere coger
Porque está el novio delante

Ay, chunga la cala ca chunga
Ay chunga la cala ca chun
Ay chunga las señoritas
Que llevan el polisón

Las señoritas de ahora
Dicen que no beben vino
Debajo del polisón
 Llevan la copa de tinto

Ay, chunga la cala ca chunga
Ay chunga la cala ca chun
Ay chunga las señoritas
Que llevan el polisón"





Retahíla de dormir


Mi abuelo Antero, nacido en Brea de Tajo (Madrid) en 1901, justificaba casi a diario la temprana hora a la que se iba a dormir con esta retahíla:

"-¿Qué hora es?
--Las diez
-En la cama estés
--Y si ser puede, a las nueve
-Y dijo un viejo chocho: ¡es mucho mejor a las ocho!"

Tres cuentecillos: El alicáncano, Los pastoráticos y Grullas vienen


Estos cuentecillos los contaba el tío Viga, se llamaba Andrés que se casó con "la" Margarita de Driebes. Este hombre le contaba los cuentos a mi abuelo Antero (1901) en Brea de Tajo cuando era chico.

El alicáncano
 

“Era un cura en aquella época que había muchos piojos, y el cura estaba diciendo misa y le empezaron a picar los piojos de la cabeza y levantando las manos en el altar cantó:
- Alicáncano que picasteis
Cabeza de sacerdocio
Moriréis en la patena
Per cristum dominum nostrum
(Y en la patena le aplastó con la uña)”

Los pastoráticos



“En aquellos entonces se pasaba mucha hambre y mandó el cura a robar ovejas al sacristán y a los monaguillos. Y llegó la hora de decir misa y no venían, no venían, no venían y no le pudieron dar noticias de cómo les había ido el robo y resulta que estando ya en misa les vio que aparecieron por el coro el sacristán y los monaguillos y el cura en vez de decir “dominus vobiscum” dijo:
Los que fuistis y vinistis
De la rapiña ¿Qué trajisitis?
Y el sacristán, tocando el órgano y todo le contestó:
Los que fuimos y vinimos
De la rapiña trajimos
Que salieron los pastoráticos
Nos dieron cuatro palíticos
Y nos quitaron la yegua Fátima”.

Grullas vienen


"Estaban tres que tenían sarna,  y la sarna pica mucho y antes no se cuidaba eso de la sarna, el que tenía se jorobaba con ella hasta que se le quitaba, y uno la tenía en la frente, así en un lado de la frente; y otro la tenía atrás en el cogote y el otro la tenía abajo delante en la garganta, y entonces uno para rascarse con disimulo como si fuera que no le picaba dice:
- (echando la cabeza para atrás y moviéndose) ¡grullas vienen!
El que le picaba en la garganta, mirando hacia abajo dice:
- No las veo
Y el que lo tenía en la frente, con la mano empezó a señalar diciendo:
-Mialas, mialás"

Garbancito


En Brea de Tajo, Juliana era la gran contadora de cuentos y cuando llegaban las noches de "agosto frío en rostro" juntaba a todos los chicos del barrio y sentados en la chimenea contaba los cuentos allá por los años 50. Cristina una de las niñas que escuchaban intenta reproducirlos.


"Había una vez, hace mucho tiempo, un niño tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que le llamaban Garbancito. Un día estaba su padre que se iba al campo y dijo:
-Bueno mujer, luego me llevas la merienda, que me voy deprisa que tengo que cavar unos olivos.
Llegó la hora de llevarle la merienda y le dijo la madre a Garbancito:
- Garbancito tienes que portarte bien que me voy a llevarle la merienda a papá.
Pero Garbancito dijo:
- Mamá yo quiero ir, yo quiero ir, quiero llevarla yo.
-- Pero no puedes ir, porque eres muy pequeño ¿no ves que te puede pasar cualquier cosa? Cuando comas más y seas más grande.
- Yo quiero ir, yo quiero ir.
Al final la madre de ver a Garbancito tan empeñado accedió a dejarle ir y le dijo:
- Mira, ve por el camino cantando para que si alguien no te ve te pueda sentir cantar y no te pisen.
Le puso la madre la comida en una cesta y se fue corriendo cantando a llevar la merienda a su padre:
- Pachín, pachón, pachán, mucho cuidado con lo que hacéis
Pachín, pachón, pachán, a Garbancito no piséis.
Según iba por el camino vino una nube, tapó el sol y empezó a llover y Garbancito mojándose decidió meterse en un campo de coles que había allí porque como era tan pequeño con las hojas de las coles se podría tapar. Se metió allí y seguía lloviendo, seguía lloviendo. Tanto aburrimiento le entró que se quedó dormido. No se dio cuenta de que salía el sol y se iban las nubes y el tiempo ya estaba bueno. Llegó una vaca pastando y se comió la col y a Garbancito que estaba debajo también se lo comió. Llegó la hora de la comida y el padre se quedó sin comer porque Garbancito no llegó, así que el padre cuando llegó a la casa por la tarde estaba bastante enfadado:
- ¿qué habéis hecho que no me habéis llevado la comida?
-- ¿cómo que no? Si te la ha llevado Garbancito
- Allí no ha ido Garbancito ni nadie a llevarme la comida, así que hoy estoy sin comer.
-- ¡Ay Dios mío! Esto es que este chico se ha perdido o le ha pisado alguien ¿qué habrá pasado?
Así que se fueron a buscarle por el campo:
- Garbancito ¿dónde estás?
Y Garbancito que se había despertado dentro de la tripa del buey al oírles respondía:
- Aquí, En la tripa del buey
Pero sus padres no lo oían, así que continuaron con la búsqueda:
- Garbancito ¿dónde estás?
- aquí en la tripa del buey
De repente le oyeron porque estaban más cerca del buey y pensaron en cómo sacar a Garbancito de la tripa del buey y se les ocurrió esto: fueron a la casa a por los fuelles de la lumbre, se los pusieron en el culo y empezaron a soplar: flu, flu, el buey se fue inflando, inflando hasta que explotó. Salió Garbancito y se fueron a su casa, fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no estaba allí."